miércoles, 18 de febrero de 2015

Los buenos hábitos en la infancia pueden mejorar hasta un 35% la salud cardiovascular en la edad adulta.

Un estudio muestra que la presencia de factores psicosociales favorables durante la niñez aumentan la probabilidad de disfrutar de una mejor salud cardiovascular de mayores.


   Un trabajo publicado en la revista Circulation revela la presencia de factores psicosociales positivos durante la infancia y la juventud, de los 3 a los 18 años, aumenta el índice de salud cardiovascular en la edad adulta. En concreto, la investigación realizada en Finlandia concluye que los niños y adolescentes que tenían mayor presencia de estos factores favorables (entorno socioeconómico, el entorno emocional, los hábitos saludables de los padres, la ausencia de posibles acontecimientos estresantes, la capacidad de autorregulación del niño y su adaptación social) durante la infancia también tenían un 35% más de probabilidades de tener una buena salud cardiovascular en la edad adulta en comparación con los que presentaron menos factores favorables. 

   El estudio ha contado con un total de 1.089 participantes de edad comprendida entre los tres y los dieciocho años. Los investigadores registraron los niveles de ciertos indicadores de riesgo cardiovascular (índice de masa corporal, presión arterial y colesterol) y, mediante un exhaustivo test, la presencia de distintos factores psicosociales favorables.

   Veintisiete años más tarde, cuando los participantes se encontraban entre los 30 y los 45 años de edad, los investigadores evaluaron el estado de salud cardiovascular de todos ellos mediante distintos indicadores de riesgo (el índice de masa corporal, la practica de actividad física semanal, el tabaquismo, la dieta equilibrada y los niveles de presión arterial, de colesterol y de glucosa en sangre). 

   Tras el análisis de los resultados se ha observado que una mayor exposición a factores psicosociales positivos se asocia a un 14% más de probabilidades de mantener un índice de masa corporal (IMC) normal, a un 12% más de probabilidades de no ser fumador y a un 11% más de probabilidades de mantener unos niveles de glucosa correctos en la edad adulta. Además, de los factores psicosociales específicos, un entorno socioeconómico favorable y una mayor capacidad de autorregulación por parte del niño, son los factores que aportan un mayor beneficio a la salud cardiovascular en la edad adulta. 

   La Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda que un 60% de los hábitos de vida se adquieren en la infancia y que el trabajo preventivo en edades tempranas es fundamental para lograr reducir el impacto y la gravedad de las enfermedades cardiovasculares.

   Para el Dr. Leandro Plaza, presidente de la FEC, “Resulta vital hacer énfasis sobre la prevención cardiovascular desde las escuelas priorizando la importancia de una alimentación cardiosaludable y de la práctica periódica de actividad física para abordar, desde la infancia, problemas de salud como la obesidad y el sedentarismo”. 

   “La adopción de hábitos saludables y los consejos sobre prevención deberían ser tan importantes como cualquier otra asignatura. Cabe destacar que son muchos los niños y niñas que desayunan y comen en su centro escolar. Por ello, es el momento y el lugar perfecto para inculcar la importancia de una alimentación cardiosaludable, entre otros”, explica el especialista y sugiere que, “estas comidas deberían estar revisadas por nutricionistas, capaces de planificar una dieta sana y equilibrada que inculque a los niños una alimentación correcta y saludable”.