Un estudio muestra que la presencia de factores
psicosociales favorables durante la niñez aumentan la probabilidad de disfrutar
de una mejor salud cardiovascular de mayores.
Un trabajo publicado en la revista Circulation revela la presencia
de factores psicosociales positivos durante la infancia y la juventud, de los 3
a los 18 años, aumenta el índice de salud cardiovascular en la edad adulta. En
concreto, la investigación realizada en Finlandia concluye que los niños y
adolescentes que tenían mayor presencia de estos factores favorables (entorno
socioeconómico, el entorno emocional, los hábitos saludables de los padres, la
ausencia de posibles acontecimientos estresantes, la capacidad de
autorregulación del niño y su adaptación social) durante la infancia también
tenían un 35% más de probabilidades de tener una buena salud cardiovascular en
la edad adulta en comparación con los que presentaron menos factores favorables.
El estudio ha contado con un total de 1.089 participantes de edad
comprendida entre los tres y los dieciocho años. Los investigadores registraron
los niveles de ciertos indicadores de riesgo cardiovascular (índice de masa
corporal, presión arterial y colesterol) y, mediante un exhaustivo test, la
presencia de distintos factores psicosociales favorables.
Veintisiete
años más tarde, cuando los participantes se encontraban entre los 30 y los 45
años de edad, los investigadores evaluaron el estado de salud cardiovascular de
todos ellos mediante distintos indicadores de riesgo (el índice de masa
corporal, la practica de actividad física semanal, el tabaquismo, la dieta
equilibrada y los niveles de presión arterial, de colesterol y de glucosa en
sangre).
Tras el análisis de los resultados se ha observado que una
mayor exposición a factores psicosociales positivos se asocia a un 14% más de
probabilidades de mantener un índice de masa corporal (IMC) normal, a un 12% más
de probabilidades de no ser fumador y a un 11% más de probabilidades de mantener
unos niveles de glucosa correctos en la edad adulta. Además, de los factores
psicosociales específicos, un entorno socioeconómico favorable y una mayor
capacidad de autorregulación por parte del niño, son los factores que aportan un
mayor beneficio a la salud cardiovascular en la edad adulta.
La
Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda que un 60% de los hábitos de vida
se adquieren en la infancia y que el trabajo preventivo en edades tempranas es
fundamental para lograr reducir el impacto y la gravedad de las enfermedades
cardiovasculares.
Para el Dr. Leandro Plaza, presidente de la FEC,
“Resulta vital hacer énfasis sobre la prevención cardiovascular desde las
escuelas priorizando la importancia de una alimentación cardiosaludable y de la
práctica periódica de actividad física para abordar, desde la infancia,
problemas de salud como la obesidad y el sedentarismo”.
“La adopción de
hábitos saludables y los consejos sobre prevención deberían ser tan importantes
como cualquier otra asignatura. Cabe destacar que son muchos los niños y niñas
que desayunan y comen en su centro escolar. Por ello, es el momento y el lugar
perfecto para inculcar la importancia de una alimentación cardiosaludable, entre
otros”, explica el especialista y sugiere que, “estas comidas deberían estar
revisadas por nutricionistas, capaces de planificar una dieta sana y equilibrada
que inculque a los niños una alimentación correcta y saludable”.