viernes, 23 de enero de 2015

Los hábitos no saludables causan cada año 16 millones de muertes.

La Organización Mundial de la Salud presenta un plan contra los fallecimientos prematuros por patologías no transmisibles.

   Alrededor de 16 millones de personas mueren cada año de forma prematura –antes de cumplir 70 años– por enfermedades cardíacas y pulmonares, accidentes cerebrovasculares, cáncer o diabetes. El informe de la situación mundial de las enfermedades no transmisibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que es necesaria una acción urgente de los gobiernos para cumplir los objetivos globales y reducir la mortalidad por enfermedades no transmisibles (ENT).
   “Con menos de un euro por persona al año, los países pueden reducir drásticamente la enfermedad y muerte por ENT", asegura Margaret Chan, directora general de la OMS. "La comunidad mundial tiene la oportunidad de cambiar el curso de la epidemia de enfermedades no transmisibles", añade. El objetivo de la organización es reducir las muertes prematuras por esta causa en un 25% para 2025. El informe asevera, asimismo, que la mayoría de las muertes prematuras por ENT se pueden prevenir.
   La institución asegura que de los 38 millones de vidas perdidas por esta causa en 2012, el 42% podrían haberse evitado con asistencia sanitaria universal o mediante políticas gubernamentales enfocadas a reducir el consumo de alcohol y de tabaco y a evitar las dietas no saludables y la inactividad física. “En Brasil la tasa de mortalidad por ENT está cayendo un 1,8% por año, debido a la expansión de la atención primaria de salud”, indica el informe.
Buenas prácticas
   La OMS pide que se lleven a cabo más medidas para frenar la epidemia, especialmente en los países con rentas medias y bajas donde las muertes por ENT están superando las de las enfermedades infecciosas. “Casi tres cuartas partes de todas las muertes por enfermedades no transmisibles –28 millones– y el 82% de las muertes prematuras se producen en países de ingresos bajos y medianos”.
   Las acciones recomendadas a los gobiernos incluyen prohibir la publicidad del tabaco y el alcohol, la sustitución de grasas trans por grasas poliinsaturadas, la promoción de la lactancia materna, la prevención del cáncer de cuello de útero mediante cribado o la implementación de programas de sensibilización pública sobre la dieta y la actividad física. Según la organización, muchos países ya han tenido éxito con estas intervenciones para cumplir los objetivos globales.
   “Turquía aumentó el tamaño de las advertencias en las cajetillas de tabaco hasta cubrir el 65% de la superficie y sus impuestos subieron hasta el 80% del precio total. Además prohibió totalmente la publicidad, promoción y patrocinio a nivel nacional de este producto. Como resultado, la tasa de tabaquismo descendió en un 13,4%” asegura la OMS.
   Por su parte, Hungría aprobó una ley para gravar los componentes de alimentos y bebidas con un alto riesgo para la salud, como el azúcar, la sal y la cafeína y consiguió un descenso medio de consumo de un 25-30%.
   Argentina, Brasil, Chile, Canadá, México y los EE UU han promovido la reducción de sal en los alimentos envasados y pan y Argentina ya ha logrado una reducción del 25% en el contenido de sal en el pan.
Del compromiso a la acción
   Pero para la OMS estos esfuerzos no son suficientes, y lamenta que a final del año 2013 solo 70 países tuvieran en marcha algún plan nacional para reducir el riesgo de muerte por ENT –la mayoría de ellos, contra el tabaquismo–.
   La organización recuerda que el riesgo de muerte prematura no solo afecta al individuo sino a la salud del país, sobre todo si se encuentra en vías de desarrollo, ya que reduce la productividad “y el coste de los tratamientos puede ser devastador para una economía débil”. La institución estima los gastos provocados por las ENT en países de rentas bajas y medias en unos 6.000 millones de euros.
   Por último, la OMS recomienda a todos los países que pasen del compromiso a la acción, estableciendo objetivos nacionales y aplicando las medidas necesarias a partir de este año.


OMS





miércoles, 21 de enero de 2015

Consumir cereales integrales reduce las muertes causadas por enfermedades cardíacas.

Un estudio demuestra que por cada 28 gramos ingeridos de estos alimentos, la tasa de mortalidad total desciende en un 5% y la cardiovascular, en un 9%.


   Un estudio realizado por investigadores de la Harvard School of Public Health y cuyos resultados se han publicado en JAMA Internal Medicine ha puesto de manifiesto que la ingesta de cereales integrales propicia una reducción de la mortalidad cardiovascular

   Para ello, los científicos han analizado los datos procedentes de dos estudios de seguimiento prospectivo a largo plazo realizados sobre una muestra de pacientes libres de enfermedad cardiovascular y de cáncer, el Nurses Helath Study, elaborado sobre 74.341 mujeres (1984-2010), y el Health Professionals Follow-Up Study, realizado en 43.744 hombres (1986-2010). En ambos estudios, se preguntó a los pacientes por su frecuencia de consumo de cereales integrales mediante cuestionarios que se les iba realizando cada 2 o 4 años.

   En concreto, el estudio publicado ahora evidencia que por cada 28 gramos de cereales integrales ingeridos se reduce en un 5% el riesgo de muerte prematura y en un 9% el riesgo de muerte por causa cardíaca. “Así, cuantos más cereales integrales consumamos más estaremos disminuyendo el riesgo de mortalidad cardiovascular”, recalca la Dra. María Elisa Calle Purón, coordinadora del Comité Científico del Programa Alimentación y Salud de la FEC (PASFEC) y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

   La Dra. Calle Purón destaca, asimismo, que el estudio “se ha realizado sobre una cohorte de seguimiento bien controlada en la que, después de haber ajustado los datos a otras variables que podrían afectar al riesgo de muerte de la persona, como son la edad, el índice de masa corporal o el tabaquismo, se ha observado que el consumo de cereales integrales sigue asociándose a una reducción de la mortalidad global y de la mortalidad por causa cardiovascular”.

El beneficio se atribuye a la fibra 

   Los cereales integrales al no haber sido sometidos a un proceso de refinamiento conservan todas las partes que conforman el grano del cereal: el salvado, la cáscara externa que protege la semilla; el germen, embrión que hay dentro de la semilla; y el endospermo, que constituye la parte más abundante del grano del cereal y la principal fuente de alimentación cuando la planta empieza a nacer del germen.

   Los cereales no refinados poseen mayor número de nutrientes (vitaminas y minerales) y proporcionan una de las mayores fuentes de fibra que tenemos, esta es la razón por la cual son tan saludables, ya que la fibra ayuda a ralentizar la digestión y previene los aumentos peligrosos de los niveles de azúcar en sangre. 

   “Los cereales integrales, al tener tanta fibra, ralentizan y disminuyen la absorción tanto de colesterol como del azúcar. De esta forma, contribuyen a disminuir el riesgo de diabetes en la edad adulta y también ayudan a disminuir los niveles de colesterol total”, explica la especialista.

   La FEC recomienda seguir las indicaciones de las guías de dietética y nutrición y consumir diariamente al menos cuatro raciones (200 gr.) de cereales al día y que al menos una ración (50gr.) sea de cereales integrales, “lo que viene a ser una rebanada de pan de molde, media barrita de pan u ocho galletas; eso sí, integrales”, concluye la experta.





jueves, 15 de enero de 2015

Tomar almendras a media tarde reduce el riesgo cardiovascular.

La ingesta de estos frutos secos en lugar de bollería con alto contenido en carbohidratos reduce los niveles de colesterol, tanto HDL como LDL, y de lipoproteínas.


   Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania, en Estados Unidos, sugieren que sustituir el consumo de bollería con alto contenido en carbohidratos por unas almendras a media tarde previene la enfermedad cardiovascular en personas con factores de riesgo.

   El trabajo, publicado en Journal of the American Heart Association, muestra cómo, además de mejorar significativamente los niveles de colesterol, este cambio en la dieta también logra reducir la grasa abdominal, uno de los principales factores que predisponen a una enfermedad cardíaca.

   Aunque la enfermedad cardíaca sigue siendo la primera causa de muerte en Estados Unidos y a nivel mundial, se estima que al menos el 80% de las muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares podrían evitarse si se controlan los factores de riesgo.

   Estudios previos ya habían aportado evidencias de que el consumo de almendras estaba asociabo a una mejor salud cardíaca, pero éste es el primer estudio basado en la ingesta de almendras en lugar de otro aperitivo de similares calorías.

   Durante 12 semanas, 52 adultos de mediana edad con sobrepeso y que también presentaban niveles elevados de colesterol se sometieron a una dieta saludable que, para la mitad de los participantes, incluía una merienda diaria de 42 gramos de almendras naturales, mientras que para la otra mitad, incluía un 'muffin' de plátano con el mismo número de calorías.

   Una onza de almendras, unos 28 gramos, aporta 160 calorías y una serie de nutrientes como proteínas, fibra dietética, grasas saturadas, además de vitamina E y minerales como magnesio y potasio.

   Al finalizar el seguimiento, quienes habían merendado almendras habían reducido más sus niveles de colesterol, tanto HDL como LDL, y de lipoproteínas, mientras que los individuos del otro grupo sólo habían reducido el colesterol HDL. Además, la dieta con almendras redujo significativamente más la grasa y el perímetro abdominal, así como los niveles de grasa acumulados en las piernas.