La percepción generalizada de que sólo las mujeres sufren
trastornos de alimentarios retrasa el momento en el que los hombres son
diagnosticados y tratados, según un estudio llevado a cabo por investigadores
británicos.
La percepción generalizada de que sólo las mujeres sufren trastornos
alimentarios retrasa el momento en el que los hombres con estos problemas
reciben el diagnóstico y el tratamiento, según un estudio publicado en
British Medical Journal.
Los investigadores estudiaron a 39
jóvenes de entre 16 y 25 años, de los cuales 10 eran hombres, con el objetivo de
medir el impacto por sexos en el diagnóstico y tratamiento de este problema de
salud. A todos los hombres les llevó un tiempo darse cuenta de que algunos de
sus comportamientos escondían un trastorno alimentario.
Tales actitudes
incluían pasar días sin comer, purgarse, contar obsesivamente las calorías,
realizar mucho ejercicio y pesarse continuamente. La percepción de que los
trastornos alimentarios son un problema de las mujeres y, particularmente, de
mujeres jóvenes, fue citado como uno de los principales motivos por los que les
llevó tanto tiempo entender qué sucedía.
Uno de los jóvenes dijo que
pensaba que los trastornos alimentarios sólo afectaban "a las adolescentes
frágiles", mientras que otro reconoció que creía que estos trastornos eran "de
chicas". Ninguno de los hombres estaba al corriente de los síntomas de un
trastorno de la alimentación, y los amigos, la familia y los profesores tampoco
se mostraban muy duchos a la hora de reconocer los síntomas, además de que
muchos retrasaban la búsqueda de ayuda por temor a no ser tomados en serio por
los profesionales sanitarios o no saber adónde acudir para pedir
ayuda.
"Los hombres con trastornos de alimentación están
infradiagnosticados, infratratados y poco investigados", escriben los autores.
"Nuestros hallazgos sugieren que los hombres tienen problemas para reconocer los
síntomas de un trastorno alimentario debido a la construcción cultural de que
los trastornos alimentarios son única o predominantemente un problema femenino",
añaden.
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