lunes, 22 de septiembre de 2014

Bacalao con patatas bravas.

   No se si este plato está estructurado o desestructurado, pero está de muerte. Hemos juntado dos tapas en una. Por un lado unas patatas bravas y por otro un bacalao con gambones al pimentón de la vera.

   Ingredientes:

  • Patatas para freír
  • Lomo de bacalao
  • Gambones
  • cebolla
  • ajo
  • aceite para freír
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal
  • guindilla
  • pimentón dulce
  • pimentón de la vera picante
  • vino blanco

   Empezamos friendo las patatas que previamente hemos cortado en trocitos irregulares. Cuanto más pequeños antes se freirán. Se dejan escurrir en papel de cocina. No es necesario poner sal, puesto que el otro plato lo añadiremos encima y estará al punto.

   


   Retiramos la piel del lomo del bacalao y troceamos. Quitamos la cáscara y el intestino a los gambones. Rehogamos el ajo laminado y la cebolla picada con un poco de sal. Cuando empieza a dorar se retira hacia los lados y en el centro de la sartén se dora al bacalao y los gambones. Cuando ya está el pescado se retira también hacia el exterior de la sartén y en el centro se pone el pimentón, yo pongo una cucharada de postre de pimentón dulce y media de picante de la vera, que le da un toque ahumado.
   Se remueve bien y se incorpora un chorrito de vino blanco. se deja un par de minutos haciendo chup-chup.




   Montamos el plato con las patatas fritas debajo e incorporamos guindilla al gusto, y ya tenemos las bravas.  He utilizado en este caso guindilla líquida. Encima colocamos el bacalao y a disfrutar.









jueves, 18 de septiembre de 2014

Cuanto mayor es la diversidad de bacterias intestinales menor es el riesgo de cáncer de mama.

Un estudio estadounidense muestra una relación entre la variedad de la comunidad bacteriana en el intestino y la probabilidad de desarrollar tumor mamario.


    Las mujeres posmenopáusicas con mayor diversidad de bacterias intestinales presentan una relación más favorable de metabolitos de estrógeno, lo cual se asocia con un menor riesgo de cáncer de mama, en comparación con aquéllas con menor variedad microbiana, según un estudio publicado en Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.

   Desde los años setenta se sabe que, además de ayudar a la digestión, las bacterias intestinales que componen el microbioma influyen en el modo como las mujeres procesan el estrógeno. En concreto, las colonias de bacterias determinan si el estrógeno y los fragmentos que quedan después de que se procese la hormona continúan en el organismo o son expulsados por la orina y las heces. 

   "En las mujeres con más diversidad de bacterias intestinales, hay niveles más altos de fragmentos de estrógeno después de que el cuerpo metabolice la hormona, en comparación con quienes adolecen de menor variedad de bacterias intestinales", resume uno de los autores del estudio, James Goedert, del Instituto Nacional del Cáncer de la Salud (NCI, por sus siglas en inglés) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), en Bethesda, Estados Unidos. "Este patrón sugiere que estas mujeres podrían tener un riesgo menor de desarrollar cáncer de mama", añade.

   Los investigadores analizaron muestras de heces y de orina de 60 mujeres posmenopáusicas de entre 55 y 69 años y con resultados normales en las mamografías en las 6 semanas anteriores. Se analizó la diversidad bacteriana de las muestras, así como la proporción de estrógenos y fragmentos de estrógeno, un factor de predicción del riesgo de cáncer de mama.

   "Nuestros hallazgos muestran una relación entre la diversidad de la comunidad bacteriana en el intestino, que en teoría puede modificarse con cambios en la dieta o algunos medicamentos, y el riesgo de desarrollar cáncer de mama", afirma Goedert.



Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism (2014); doi: 10.1210/jc.2014-2222








miércoles, 17 de septiembre de 2014

Sardinas y boquerones al horno.

   La mejor forma de comer pescado azul, no te manchas y no apesta la casa.

   Ingredientes:

  • Sardinas frescas
  • Boquerones frescos
  • Aceite de oliva virgen extra
  • sal

   Invertimos un poco de tiempo en limpiar, descamar, eviscerar y quitar la cabeza al pescado. En el caso de las sardinas también les he cortado la cola y les he retirado la espina central.
   Ordenamos los filetes del pescado en la bandeja del horno, precalentado a 200ºC, e introducimos durante unos 5 minutos con un poco de sal y un chorrito de aceite. Disfrutamos bien calentito.






 






martes, 16 de septiembre de 2014

La conducta alimentaria de tipo adictivo está más relacionada con el hecho de comer que con la comida.

Un estudio descarta la hipótesis de que los alimentos involucran mecanismos cerebrales comparables a los de las drogas de abuso.


   Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) han participado en un estudio internacional del Consorcio 'NeuroFAST' que ha observado que la adicción a comer define con mayor precisión la conducta alimentaria de tipo adictivo que la adicción a la comida.

   El trabajo, que publica en su último número la revista Neuroscience & Biobehavioral Reviews, recoge de forma extensa argumentos y razonamientos de distintos campos médico-científicos sobre la supuesta adicción que provocan alimentos, componentes o sustancias alimenticias concretas.

   Y ha sido así como han visto que, sorprendentemente, actualmente no existe una evidencia científica que apoye la hipótesis de que los alimentos involucran mecanismos cerebrales comparables a las drogas de abuso.

   "La gente trata de encontrar explicaciones racionales para el sobrepeso y es fácil culpar a los alimentos", ha reconocido Carlos Diéguez, autor de este estudio y director del Centro de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CIMUS) de la Universidade de Santiago de Compostela (USC).

    De hecho, este experto admite que algunos alimentos "son más atractivos que otros", algo que se debe en parte a la capacidad de este tipo de alimentos para estimular 'vías de recompensa' en el cerebro, que son activadas por algunos comportamientos naturales, pero sobre todo se conocen por ser muy estimuladas por muchas drogas de abuso".

   Sin embargo, la evidencia científica actual no apoya la idea de que los distintos componentes de los alimentos ejerzan los mismos efectos que las drogas adictivas en nuestros cerebros.



La cafeína, posible excepción

   Con la posible excepción de la cafeína, no hay fuerte evidencia en humanos de que cualquier alimento, o cualquiera de sus componentes, pueden causar cambios en el cerebro que se asemejen a los observados en respuesta al consumo de sustancias como el alcohol o la nicotina.

   "Es evidente que algunas personas tienen una relación de dependencia con los alimentos (...) Pero en la actualidad existe muy poco fundamento para apoyar la idea de que cualquier ingrediente, alimento, aditivo o combinación de ingredientes tiene propiedades adictivas", explica este experto.

   La diferencia entre adicción a la comida o al hecho de comer no es baladí a juicio del consorcio 'NeuroFAST', dado el énfasis de algunas políticas en relación a que los componentes de los alimentos, y sus efectos adictivos, serían los responsables del exceso de ingesta y, por tanto, del incremento de la obesidad.

   En este sentido, recuerda que otras adicciones conductuales, por ejemplo a los juegos de azar, son reconocidas formalmente por los clínicos y los estamentos sanitarios.

   La "buena noticia" para la industria de la alimentación es, según Diéguez, que no hay evidencia de que los alimentos o nutrientes particulares provocan directamente una adicción basada en una determinada sustancia. La mala es que, "si asumimos que la adicción a comer es frecuente, nos indica que depende muy probablemente de un entorno que fomenta su desarrollo".



El fácil acceso a los alimentos puede favorecer la adicción

   "Obviamente, la facilidad de acceso y una amplia exposición a un gran número de alimentos sabrosos (y baratos), bien pueden implicar un riesgo elevado de desarrollar una adicción como el comer", ha explicado. Ante este hallazgo, los expertos del consorcio 'NeuroFAST' están convencidos de que debe abordarse la cuestión de cómo evitar la 'adicción a comer'.

   Una discusión, según opinan, que no ha de centrarse en la cuestión de si los alimentos provocan adicción en el sentido de una dependencia de las drogas, sino en potenciar políticas de prevención y tratamiento de la obesidad con iniciativas conjuntas entre todos los agentes responsables.

   "Por otro trastorno del comportamiento --trastorno del juego-- sabemos que tanto un tratamiento individualizado y una prevención estructural, como la reducción del número de salas de juego, la restricción de la publicidad de la promoción de los juegos de azar y el cumplimiento de las restricciones de edad son eficaces en un gran número de pacientes", ha explicado.



Neuroscience & Biobehavioral Reviews (2014); doi: 10.1016/j.neubiorev.2014.08.016






lunes, 15 de septiembre de 2014

Saltarse el desayuno aumenta el riesgo de diabetes 2 en niños.

Un estudio británico muestra que los escolares que no desayunan todos los días presentan niveles más altos de insulina en ayunas y mayor resistencia a la insulina.


   La ingesta regular de un desayuno saludable reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en niños, según un estudio publicado en Plos Medicine. El trabajo, dirigido por Angela Donin, de la Universidad St. George de Londres, en Reino Unido, revela una asociación entre los menores que se saltaban el desayuno casi todos los días y los niveles más altos de factores de riesgo conocidos para la diabetes.

   Los científicos llegaron a estas conclusiones tras evaluar los datos de 4.116 escolares de 9-10 años de edad en Reino Unido. Los niños respondieron a preguntas sobre lo que comían para desayunar y la frecuencia con que lo hacían y se sometieron a análisis de sangre para medir los marcadores de riesgo de la diabetes, como la insulina en ayunas, la glucosa y la hemoglobina glucosilada (HbA1c).

   El 26% de los niños manifestó no tomar el desayuno todos los días. Aquellos que dijeron que, por lo general, se saltaban el desayuno presentaban niveles más altos de insulina en ayunas, mayor resistencia a la insulina, HbA1c ligeramente superior y glucosa ligeramente superior que los que aseguraron que siempre toman el desayuno.

   Los que dijeron comer cereales altos en fibra para desayunar presentaban menor resistencia a la insulina que los que tomaban otros tipos de alimentos, como un desayuno a base de galletas.

   Los autores señalan la necesidad de realizar futuros estudios para demostrar si el aumento de la ingesta de desayuno entre los niños conduce a mejorar su perfil de riesgo de la diabetes. "Las asociaciones observadas sugieren que el consumo regular de desayuno, con especial participación del consumo de un cereal alto en fibra, podría proteger contra el riesgo de desarrollo temprano de diabetes tipo 2", concluyen.



Plos Medicine (2014); doi: 10.1371/journal.pmed.1001703





viernes, 12 de septiembre de 2014

Una hora de ejercicio moderado reduce en un 46% la probabilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca.

Un estudio ratifica las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón de practicar al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana.


   Una hora de ejercicio moderado o media hora de ejercicio vigoroso al día puede reducir en un 46% el riesgo de insuficiencia cardíaca, según concluyen los autores de un estudio que se publica en la revista Circulation: Heart Failure. La insuficiencia cardíaca es una patología incapacitante común que representa alrededor del 2% de los costes sanitarios en los países industrializados. El riesgo de muerte a los 5 años del diagnóstico es del 30-50%, destacan los autores.

   Los investigadores estudiaron a 39.805 personas de entre 20 a 90 años de edad sin insuficiencia cardiaca al inicio del estudio en 1997 y evaluaron su actividad total y en tiempo de ocio al comienzo del análisis, siguiéndoles para ver cómo esto se relaciona con su consiguiente riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca.

   De esta forma, observaron que el grupo que realizaba más actividad durante su tiempo libre (más de una hora de actividad física moderada o media hora de actividad física vigorosa al día) presentaba un riesgo un 46% menor de desarrollar insuficiencia cardíaca.

   La actividad física resulta igualmente beneficiosa para los hombres y las mujeres. Los que desarrollaron insuficiencia cardíaca eran mayores, de sexo masculino, con niveles más bajos de educación, un mayor índice de masa corporal (IMC) y relación cintura-cadera y antecedentes de ataques al corazón, diabetes, presión arterial alta y colesterol alto.

   "No hace falta correr un maratón para obtener beneficios de la actividad física, puesto que incluso niveles muy bajos de actividad pueden tener efectos positivos", afirma Kasper Andersen, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Uppsala, en Suecia. "La actividad física disminuye los muchos factores de riesgo de enfermedades del corazón, que a su vez reducen el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca, así como otras enfermedades del corazón", destaca.

   Los participantes del estudio completaron cuestionarios que incluían información sobre el estilo de vida, la actividad física, el tabaquismo y los hábitos de consumo de alcohol y el uso de medicamentos. Los investigadores analizaron su actividad física total, incluyendo las actividades relacionadas con el trabajo y las actividades de ocio.

   La actividad física en el tiempo libre de los participantes de la que informaron se dividió en tres categorías: leve, en el caso de caminatas casuales; moderada, como correr o nadar; y fuerte, como deportes competitivos. El diagnóstico, las hospitalizaciones y las muertes se verificaron utilizando los registros médicos de los participantes.

   "El mundo occidental promueve un estilo de vida sedentario --señala Andersen--. A menudo no existen formas alternativas de transporte saludables; en muchos edificios es difícil encontrar escaleras y la televisión y los ordenadores en casa fomentan la conducta sedentaria". "Caminar, montar en bicicleta o ir por las escaleras podría marcar una gran diferencia. Nuestra investigación sugiere que todos puedan beneficiarse de salir y moverse todos los días", agrega.

   Aunque la relación entre la insuficiencia cardíaca y el ejercicio no ha sido ampliamente estudiada, los resultados del trabajo reafirman la importancia de que todos los adultos realicen actividad física y apoyan las recomendaciones de la Asociación Americana del Corazón de practicar 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Para aquellos que necesitan reducir su presión arterial y el colesterol, estos expertos aconsejan 40 minutos entre tres y cuatro veces por semana.



Circulation: Heart Failure (2014); doi: 10.1161/CIRCHEARTFAILURE.113.001010




jueves, 11 de septiembre de 2014

La dieta mediterránea reduce hasta en un 30% el riesgo de cáncer de mama.

El estudio también evidencia que la dieta occidental --basada en un alto consumo de productos grasos, dulces y bebidas calóricas-- es la mas perjudicial" para estos tumores, ya que aumenta en torno a un 40% la probabilidad de desarrollarlos.


   Investigadores del Instituto de Salud Carlos III y el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) han realizado un estudio epidemiológico que demuestra que la dieta mediterránea, rica en pescado, verduras, frutas o legumbres, puede reducir hasta un 30 por ciento el riesgo de desarrollar cáncer de mama.

   En su trabajo, cuyos resultados publica la revista British Journal of Cancer, analizaron los patrones alimenticios de más de 2.000 mujeres y observaron que esta dieta es especialmente beneficiosa para los tumores mamarios más agresivos, los triple-negativos, para los que de momento no existe un tratamiento quimiopreventivo.

   Además, han constatado que la dieta occidental -basada en un alto consumo de productos grasos, dulces y bebidas calóricas- es "la mas perjudicial" para estos tumores, ya que puede aumentar en torno a un 40% el riesgo de desarrollarlos, según ha explicado Marina Pollán, investigadora del Centro Nacional de Microbiología del Carlos III que ha coordinado el estudio.

   En el trabajo han participado un total de 23 unidades de Oncología de hospitales españoles que se encargaron de reclutar a 1.017 pacientes ya diagnosticadas con este tumor y de unos 50 años de media, y otras 1.017 mujeres sanas de edades similares.

   Todas ellas se sometieron a un riguroso cuestionario en el que tenían que detallar al máximo la alimentación que habían seguido en los últimos cinco años. En total se tuvieron en cuenta un centenar de marcadores, lo que sirvió para definir tres patrones de dieta diferentes.

   La calificada como dieta mediterránea se caracterizaba por un consumo variado de pescado, verduras, legumbres, patatas, frutas y aceite de oliva, y por un bajo consumo de zumos y bebidas calóricas. Y en la medida que cumplían más con este patrón, menor era el riesgo de desarrollar cáncer de mama.

   Lo contrario sucedió con las mujeres que seguían una dieta más "occidental", como la han calificado los autores del estudio, caracterizada por un alto consumo de productos grasos, carne procesada, dulces y bebidas calóricas, y un bajo consumo de cereales. En estos casos, el riesgo de desarrollar cáncer de mama podía aumentar hasta en un 40%.

   Los investigadores distinguieron un tercer patrón alimenticio, que calificaron como dieta "prudente", basado en un consumo de productos bajos en grasa, frutas, verduras y zumos. Pero en estos casos, no se ha podido constatar que esté relacionada con una mayor o menor probabilidad de desarrollar estos tumores a pesar de consumir menos grasa.



También ha grasas buenas 

   "Esto podría determinar que la grasa 'per se' no es un factor determinante de riesgo de estos tumores", según reconoce Pollán, que ha recordado además la necesidad de distinguir entre grasas 'buenas', entre las que se podría incluir el aceite de oliva, o las grasas 'malas' como las trans, presentes en bollería industrial.

   En el estudio se hizo un análisis pormenorizado por grupos de alimentos pero no ha habido "ningún alimento que genere por si solo un efecto tan importante como para provocar cambios sustanciales", ha añadido esta investigadora.

   Asimismo, en el trabajo se analizaron los efectos positivos o negativos de dichas dietas en los diferentes subtipos de estos tumores y vieron que en el caso de los triple-negativos la protección de la dieta mediterránea era mayor.

   Una circunstancia que, como ha reconocido el presidente de GEICAM, Miguel Martín, podría explicar por qué estos tumores son menos frecuentes en España, donde solo representan al 12% de los casos de cáncer de mama, la mitad que en otros países como Estados Unidos, donde su incidencia asciende a más del 20%.



Puede reducir el riesgo de otros tumores

   Este oncólogo reconoce que se trata de uno de los estudios epidemiólogos más importantes que se han hecho en España con el cáncer de mama, y cree que si se realizara con otros tumores de elevada prevalencia, como los de próstata en hombres, se observarían resultados similares.

   Martín ha avanzado que el trabajo recoge muchos más datos sobre hábitos de vida de estas mujeres que pueden afectar al riesgo de cáncer de mama, como el consumo de alcohol, tabaco o el ejercicio físico, que se irán desgranando próximamente. Además, Pollán ha reconocido que también se podría analizar si estos factores pueden relacionarse con el pronóstico de estas mujeres o con el riesgo de segundos tumores.

   El trabajo ha sido financiado por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), cuya presidenta Isabel Oriol ha destacado que este hallazgo prueba que "con una buena alimentación se podrían evitar miles de casos de este cáncer". Asimismo, ha contado con la financiación de otras entidades como la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Federación de Asociaciones de Mujeres con Cáncer de Mama (FECMA) y la Fundación Cerveza y Salud.



British Journal of Cancer (2014); doi:10.1038/bjc.2014.434




miércoles, 10 de septiembre de 2014

La desnutrición dobla el riesgo de muerte en pacientes con insuficiencia cardíaca.

La anemia transitoria aumenta en un 40% la probabilidad de fallecimiento en individuos aquejados de IC.


   La desnutrición --dieta deficiente o mala absorción de nutrientes-- en enfermos con insuficiencia cardiaca (IC) dobla el riesgo de morir o ingresar por este motivo, según un estudio del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, presentado este martes en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) 2014 que se celebra hasta este miércoles en el recinto de Fira de Barcelona.

   Lo ha explicado este martes en una rueda de prensa sobre diversas investigaciones llevadas a cabo en centros españoles el coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca del Hospital Germans Trias i Pujol y coautor del trabajo, Josep Lupón, que ha detallado que se ha tenido en cuenta la edad, el género, la presencia de diabetes y la situación funcional.

   Ha revelado que una de las conclusiones del estudio --desarrollado en dos años con 214 pacientes de 69 años de media-- es que "la desnutrición es más potente como factor pronóstico que el índice de masa corporal (IMC) y el porcentaje de grasa.

   La investigación también ha arrojado luz sobre la llamada "paradoja de la obesidad" en pacientes con IC: la obesidad aumenta la posibilidad de insuficiencia cardiaca y muerte cardiovascular, pero cuando ya se tiene, los obesos tienen un mejor pronóstico, lo que se explica porque la prevalencia de la desnutrición es mucho menor que en pacientes con sobrepeso y con menos peso.

   Otro aspecto desconocido que ha señalado Lupón es que la desnutrición también se puede encontrar en personas con obesidad; según la definición que incluye las mediciones de los pliegues cutáneos y la albúmina, todos los participantes de bajo peso estaban desnutridos, de los pacientes con obesidad un 3% estaban desnutridos, de los pacientes con sobrepeso, un 11%, y de los normales, un 44%.

   El Hospital Germans Trias ha presentado un segundo estudio sobre la anemia transitoria --la existente que desaparece al cabo de seis meses--, el cual concluye que aumenta un 40% el riesgo de muerte por IC respecto a los pacientes no anémicos, por lo que Lupón ha avisado que, aunque la anemia se resuelva, se debe hacer igualmente "un seguimiento persistente" del enfermo.



Otros estudios

   El estudio 'AMITIE' del Institut Hospital del Mar d'Investigacions Mèdiques (IMIM) ha visto que la incidencia y la mortalidad del infarto agudo de miocardio (IAM) en pacientes de 35 a 74 años de regiones de Finlandia, Estonia, Alemania, Francia, Italia y España ha disminuido por las mejoras en prevención primaria y secundaria, especialmente en Finlandia por su estrategia de prevención, y España ha registrado el mayor descenso en mujeres.

   El presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), José Ramón González-Juanatey, y el investigador del Hospital de Santiago de Compostela, Emad Abu Assi, han presentado el CarioCHUS, el primer score que valora el riesgo de sangrado en pacientes con síndrome coronario agudo (SCA) y fibrilación auricular (FA), lo que evita "de forma significativa" sangrados que empeoren el pronóstico de los pacientes.

   Otro score, el SAME-TT2R2, creado por el investigador Gregory Lip del Birmingham City Hospital y validado también por el Hospital Virgen de la Arrixaca y el General Universitario Morales Meseguer en población española, permitirá pronosticar qué pacientes sufrirán complicaciones embólicas o hemorrágicas antes de iniciar el tratamiento.





martes, 9 de septiembre de 2014

El abuso de la sal en las comidas empeora la esclerosis múltiple.

Expertos sugieren ampliar la investigación para averiguar si una dieta baja en sodio pudiera aliviar algunos de los síntomas de esta enfermedad neurológica.

   La sal puede empeorar los síntomas de la eslerosis múltiple, según acredita un estudio publicado en Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry en el que se evaluaron las muestras de sangre y orina de 70 personas con la forma recurrente-remitente de EM para comprobar los niveles de sal; un marcador de la actividad inflamatoria llamada creatinina; y la vitamina D, cuyos bajos niveles se han relacionado con la enfermedad.

   Los autores del estudio, del Departamento de Neurología del Instituto Raúl Carrea de Investigaciones Neurológicas, Buenos Aires (Argentina), y del Centro de Enfermedades Neurológicas Enfermedades, Brigham y Hospital de la Mujer en Boston (Massachusetts), pidieron a este grupo de individuos que proporcionaran muestras de orina en tres ocasiones en un periodo de nueve meses para monitorear los cambios en la ingesta de sal en la dieta y luego siguieron su salud neurológica durante dos años, entre 2010 y 2012.

   A modo de comparación, se midieron los niveles de sal en orina en un segundo grupo de 52 personas con el mismo tipo de EM entre junio y julio de 2013. El consumo medio de sal fue de poco más de 4 g por día en ambos grupos, pero varió desde menos de 2 g (bajo), a de 2 a 4,8 g (moderado) y entre 4,8 gramos o más al día (alto), con los hombres tendiendo a consumir más a diario que las mujeres.

   Después de tener en cuenta los factores influyentes, como el tabaquismo, la edad, el sexo, la duración del tiempo después del diagnóstico, el peso, el tratamiento y la circulación de la vitamina D, el análisis indicó una relación entre los niveles de sal en la dieta y el empeoramiento de los síntomas de EM.

   En comparación con los que consumían la menor cantidad de sal todos los días, los individuos con consumo de moderado a alto en el primer grupo presentaban alrededor de más de tres episodios de empeoramiento de los síntomas y tenían casi cuatro veces más de probabilidades de sufrir estos episodios.

   Posteriormente, los investigadores analizaron las radiografías y tomografías para determinar si la enfermedad había progresado y una vez más detectaron un vínculo entre el consumo de sal en la dieta y pruebas radiológicas de mayor deterioro. Aquellos cuya ingesta de sal en la dieta era alta, fueron casi 3,5 veces más propensos a tener signos radiológicos de progresión.

   Se obtuvieron resultados similares en el grupo de comparación. Según sus autores, se trata de un estudio observacional, así que no hay conclusiones definitivas de causa y efecto, además de que los niveles más altos de sal en la orina pueden reflejar una mayor actividad de la enfermedad en lugar de al revés.

   Pero el alto consumo de sal está implicado en diversos aspectos de mala salud, dicen. Por ello, entienden que sus hallazgos sugieren nuevas investigaciones respecto a si la reducción de la sal en la dieta podría aliviar los síntomas de EM.


Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry (2014); doi:10.1136/jnnp-2014-307928




lunes, 8 de septiembre de 2014

Los pediatras recomiendan una hora de ejercicio diario como mínimo para los escolares.

La AEP recuerda que la vuelta al cole es el momento "perfecto" para implantar hábitos y estilos de vida saludables que se mantengan durante todo el año.

   La Asociación Española de Pediatría (AEP) recuerda que el inicio de las clases y la vuelta a la “rutina” es un momento idóneo para incorporar hábitos sanos en la vida de los niños, de forma que pasen a formar parte de su estilo de vida y les ayuden a crecer sanos. Y es que la etapa escolar es una de las más importantes del desarrollo infantil ya que tanto sus habilidades intelectuales como sociales y físicas están en pleno crecimiento. Para incorporar rutinas saludables en la “vuelta al cole”, la AEP ha realizado las siguientes recomendaciones:

   El doctor Gerardo Rodríguez, coordinador del Grupo de trabajo de Actividad Física de la AEP, destaca que “una actividad física adecuada se relaciona con un mejor rendimiento escolar y con un mejor estado anímico de los niños”. Además, previene el sobrepeso y las enfermedades cardiometabólicas en el futuro. Por eso recomienda “un mínimo de 1 hora diaria de actividad física moderada-intensa”.

   Las actividades extraescolares deportivas, los paseos en familia, las actividades al aire libre y reducir las horas de consumo de televisión son formas de aumentar la actividad física de manera divertida y amena.

Sueño: entre 9 y 11 horas diarias

   Los niños en edad escolar deben dormir entre 9 y 11 horas como mínimo. Está demostrado que una correcta higiene del sueño favorece el aprendizaje, la asimilación de experiencias y el crecimiento.

   Por esta razón “hay que acostumbrar a los niños a la rutina del sueño escolar lo antes posible” indica el Dr. Rodríguez. Para que la adaptación sea progresiva, se recomienda que un par de semanas antes de volver al cole, se acostumbre a los niños a acostarse pronto y seguir los horarios escolares

Alimentación: imprescindible desayunar

   Tras los hábitos alimenticios más relajados del verano, es importante volver a controlar de cerca la rutina alimentaria de los niños. En primer lugar, el desayuno es parte clave de la alimentación del niño y debe cubrir el 25% de las necesidades calóricas diarias. Un desayuno completo debe incluir lácteos, cereales y fruta.

   Si el niño come en el colegio, se debe revisar el menú al comedor escolar para planificar las comidas de casa. “Hay que ser proactivos en la alimentación de nuestros hijos y saber qué comen en el colegio para ofrecerles una alimentación equilibrada” aconseja el Dr. Rodríguez. También recomienda dejar de lado la bollería industrial y “aprovechar a media mañana o la hora de la merienda para incluir fruta en la dieta en forma de piezas enteras, no de zumo”.

Mochila: nunca más de un 10% del peso del niño

   Otra cuestión que acompañará al niño durante todo el curso es la mochila escolar, que no debe ser elegida al azar. Son recomendables aquellas con correas anchas y acolchadas, y hay que recordar que su peso no debe superar nunca el 10 – 15% del peso corporal del niño. El Dr. Rodríguez señala que “hay que evitar que el niño cargue con peso innecesario”. Para ello, los carritos son una buena opción, así como ayudar al niño a cargar con la mochila si ésta es demasiado pesada.