Un estudio estadounidense muestra una relación entre la
variedad de la comunidad bacteriana en el intestino y la probabilidad de
desarrollar tumor mamario.
Las mujeres posmenopáusicas con mayor diversidad de bacterias intestinales
presentan una relación más favorable de metabolitos de estrógeno, lo cual se
asocia con un menor riesgo de cáncer de mama, en comparación con aquéllas con
menor variedad microbiana, según un estudio publicado en Journal of Clinical
Endocrinology and Metabolism.
Desde los años setenta se sabe que,
además de ayudar a la digestión, las bacterias intestinales que componen el
microbioma influyen en el modo como las mujeres procesan el estrógeno. En
concreto, las colonias de bacterias determinan si el estrógeno y los fragmentos
que quedan después de que se procese la hormona continúan en el organismo o son
expulsados por la orina y las heces.
"En las mujeres con más diversidad
de bacterias intestinales, hay niveles más altos de fragmentos de estrógeno
después de que el cuerpo metabolice la hormona, en comparación con quienes
adolecen de menor variedad de bacterias intestinales", resume uno de los autores
del estudio, James Goedert, del Instituto Nacional del Cáncer de la Salud (NCI,
por sus siglas en inglés) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus
siglas en inglés), en Bethesda, Estados Unidos. "Este patrón sugiere que estas
mujeres podrían tener un riesgo menor de desarrollar cáncer de mama",
añade.
Los investigadores analizaron muestras de heces y de orina de 60
mujeres posmenopáusicas de entre 55 y 69 años y con resultados normales en las
mamografías en las 6 semanas anteriores. Se analizó la diversidad bacteriana de
las muestras, así como la proporción de estrógenos y fragmentos de estrógeno, un
factor de predicción del riesgo de cáncer de mama.
"Nuestros hallazgos
muestran una relación entre la diversidad de la comunidad bacteriana en el
intestino, que en teoría puede modificarse con cambios en la dieta o algunos
medicamentos, y el riesgo de desarrollar cáncer de mama", afirma
Goedert.
Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism (2014); doi: 10.1210/jc.2014-2222
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