Diversos estudios muestran que la deshidratación moderada
(2,8 por ciento de pérdida de peso) produce un incremento de la fatiga y pérdida
de memoria.
La jefa de la Unidad Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz de
Madrid, Carmen Gómez-Candela, defiende la necesidad de mantener una buena
hidratación mediante la ingesta de líquidos y avisa de que a partir de nueve
horas sin hacerlo las personas pueden padecer un descenso del rendimiento a
niveles "estadísticamente significativos".
Así lo ha asegurado con motivo
del XIV Congreso de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM) que se celebra estos
días en Madrid, destacando que si esta ausencia de líquidos se prolonga durante
24 horas puede condicionar un descenso en las habilidades mentales y
psicomotoras.
Según esta experta, diversos estudios han constatado un
incremento en la fatiga, una dificultad de discriminación y pérdida de memoria
cuando se sufre una deshidratación moderada (2,8 por ciento de pérdida de
peso).
Y de hecho, las alteraciones del sistema nervioso central aparecen
en asociación con un volumen celular cerebral disminuido e incluyen alteración
del estado mental, debilidad, excitabilidad neuromuscular y déficits
neurológicos.
La deshidratación puede aparecer debido a un aumento de
necesidades (calor excesivo) o de perdidas (diarrea, por ejemplo), y existen
diferentes tipos en función de la cantidad de liquido perdido, la rapidez de la
perdida, y la perdida paralela de solutos/electrolitos.
El tipo de
deshidratación dependerá del porcentaje de la perdida de peso, de modo que se
considera leve cuando se trata de un descenso del peso corporal del 1 al 3 por
ciento, y severa, cuando la perdida es mayor del 5 por ciento.
Asimismo,
las necesidades de agua y líquidos son también muy diversas y varían en función
de la edad, sexo, tipo de alimentación, clima, ejercicio, vestimenta,
etc.
La European Food Safety Authority (EFSA) ha publicado recientemente
los valores de referencia de ingesta adecuada de líquidos por grupos de edad,
estableciendo 1.600 mililitros al día para niños de entre 4 y 8 años, frente a
los 1.900 mililitros al día recomendados para niños y 2.100 mililitros al día
para niñas, de entre 9 y 13 años.
En el caso de adolescentes y adultos,
establece una ingesta de 2 litros para las mujeres y 2,5 litros para los
hombres, siendo esta recomendación similar para los ancianos, ya que en ellos se
deteriora la capacidad para conservar el agua en el organismo, y se pierde la
sensación de sed.
La EFSA recomienda, asimismo, que las mujeres
embarazadas aumenten su ingesta de líquidos en función al aumento en el consumo
de energía que realicen, y para las mujeres en periodo de lactancia, que este
incremento de líquidos sea de 700 mililitros al día, en relación a las mujeres
no lactantes de la misma edad.
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