Expertos señalan que el uso de componentes capaces de causar
cambios epigenéticos puede determinar no sólo la salud de las personas, sino
también las posibilidades de desarrollar enfermedades crónicas en etapas
posteriores de la vida.
El director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition
Research Center on Aging de la Universidad de Tufts en Estados Unidos, José
María Ordovás, ha asegurado que la genética podrá predecir la eficacia
individual de ciertas dietas sobre la prevención de enfermedades, tal y como han
mostrado diversos estudios como, por ejemplo, 'PREDIMED'.
Ordovás se ha
pronunciado así en las XVIII Jornadas de Nutrición Práctica y el IX Congreso
Internacional de Nutrición, Alimentación y Dietética. En su intervención, el
experto ha recordado que la existencia de interacciones gen-dieta ha sido
demostrada en relación a varios factores de riesgo cardiovascular, tales como
los niveles plasmáticos de lipoproteínas, el índice de masa corporal y, de
manera más inclusiva, el riesgo de síndrome metabólico.
"Sin embargo", ha
admitido, "los estudios llevados a cabo hasta ahora han sido, por lo general,
limitados en términos de poder estadísticos, reproducibilidad y utilidad clínica
lo que ha llevado a ver el vaso de la nutrición personalizada como medio vacío.
Más recientemente, la adopción de nuevos paradigmas de investigación, entre los
que destacan la creación de grandes consorcios que proporcionan suficiente poder
estadístico y validación de resultados, nos está llevando a construir sobre
cimientos mucho más sólidos el conocimiento nutrigenético y por lo tanto, pensar
en un vaso medio lleno".
Por su parte, el doctor del Instituto de
Investigación Vall d'Hebrón de Barcelona y responsable del 'Proyecto Europeo
MetaHIT', Francisco Guarner, ha hecho hincapié en el papel de la microbiota
intestinal en la regulación metabólica de la obesidad. De hecho, ha explicado
este especialista, cada individuo alberga una media de 600.000 genes en el
tracto gastrointestinal y 300.000 genes son comunes al 50% de los individuos. En
este sentido, ha señalado, el ecosistema intestinal humano puede clasificarse en
torno a tres grupos de acuerdo a la abundancia relativa de tres géneros:
'bacteroides', 'prevotella' y 'ruminococcu'.
"En modelos genéticamente
predispuestos a sufrir obesidad se ha descrito un descenso en la proporción de
'bacteroidetes' y un aumento en Firmicutes con respecto a ratones normales. Este
desequilibrio se revierte al introducir una dieta hipocalórica a los ratones
obesos, por tanto, la dieta y la obesidad parecen constituir factores
moduladores de la composición de la fibra intestinal pero no necesariamente
causales de un estado de la obesidad", ha concluido Guarner.
Los beneficios del yogur
Por otro lado, la
catedrática del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la
Universidad Complutense de Madrid, Rosa Mª Ortega, ha hablado sobre el consumo
de yogur y los beneficios en caso de intolerancia a la lactosa. Los lácteos en
general y el yogur en concreto son alimentos valiosos desde el punto de vista
nutricional y su presencia en la dieta ayuda a cubrir las ingestas recomendadas
en relación con diversos nutrientes, especialmente en relación con el calcio,
vitamina B2, vitamina B12, niacina, yodo, zinc, potasio y magnesiom, ha
señalado.
"La situación respecto al consumo de lácteos es claramente
mejorable, el consumo de yogur resulta muy bajo y un aumento en su consumo puede
ser de ayuda en la mejora nutricional y sanitaria de la población. Los
individuos intolerantes a la lactosa necesitan asesoramiento especial y en ellos
el consumo de yogur tiene un interés y utilidad especial, dado que este alimento
es mejor tolerado por tener menos lactosa en su composición pero sobre todo por
la actividad lactásica que proporcionan las bacterias que vehiculiza el
alimento, que se suma a la lactosa residual del individuo para ayudar en la
digestión de la lactosa", ha explicado esta Ortega.
Finalmente, la
doctora de la Regulatory and Scientific Affairs Manager en SPRIM, Afrodita
Bilioni, ha analizado los avances en epigenética y nutrición y ha asegurado que
ya existe evidencia de que la nutrición, durante el periodo de gestación y en
las primeras etapas de la vida, puede repercutir en el estado de salud muchos
años después y la firma epigenética de cada organismo puede afectar a su futura
respuesta a abordajes dietéticos.
"El uso por tanto de componentes
capaces de causar cambios epigenéticos puede determinar no sólo la salud actual
de las personas, sino también las posibilidades de desarrollar enfermedades
crónicas en etapas posteriores de la vida", ha zanjado.