Una alimentación correcta, la exposición moderada al sol y
el ejercicio de carga, pilares básicos para el buen desarrollo del esqueleto de
los niños.
“El pico de masa ósea que se consigue al final de la adolescencia es
determinante para el riesgo de sufrir osteoporosis a lo largo de la vida" el Dr.
Jenaro Graña Gil, del Servicio de Reumatología del Complejo Hospitalario de A
Coruña durante su intervención en el IV curso de Osteoporosis organizado por la
Sociedad Española de Reumatología (SER) que ha tenido lugar los días 14 y 15 de
marzo en Madrid y que ha contado con la colaboración de Amgen y GSK. Además,
asegura que los niños y adolescentes con baja densidad mineral ósea “tienen un
riesgo elevado de sufrir fracturas por fragilidad en la edad adulta”.
En
nuestro país, las fracturas traumáticas en los niños, sobre todo entre los 6 y
los 16 años son relativamente frecuentes y pueden afectar hasta el 2% de esta
población, siendo mucho más raras, las fracturas por fragilidad. En su opinión,
en pacientes con osteoporosis juvenil las fracturas repetidas pueden provocar
deformidades en las extremidades y las fracturas vertebrales se asocian a
pérdida de altura del tronco y deformidades de la espalda. Por este motivo es
tan importante una alimentación correcta, con el aporte adecuado de calcio y
proteínas, moderada exposición solar y aporte de vitamina D y ejercicio físico
de carga. Para el especialista, estas medidas “son los pilares básicos para el
desarrollo adecuado del esqueleto de los niños, y en la mayoría de los casos,
como ocurre en la Artritis Idiopática Juvenil (AIJ), fundamentales para la
prevención y el tratamiento de la baja densidad mineral ósea”.
Las
enfermedades neurológicas, endocrinas y reumáticas inflamatorias, entre las
causas
Como ha señalado el Dr. Graña, la mayoría de los casos se producen
debido a enfermedades o tratamientos que afectan directamente a los huesos o, de
manera indirecta, por la inmovilización generada por enfermedades neurológicas
graves, endocrinas y relacionadas con el aparato digestivo, patologías
reumáticas inflamatorias o tratamientos como los corticoides. Detectar esta
enfermedad en edades tan tempranas no es sencillo, pero la presencia de más de
una fractura, especialmente si no hay traumatismo o es vertebral, “obliga a
estudiar el caso”, ha insistido el experto. “En las enfermedades que provocan
pérdida ósea y fracturas –ha añadido- hay protocolos de recomendación de estudio
mediante radiografías y densitometría ósea, y en la Artritis Idiopática Juvenil
estaría recomendado en aquellos casos con actividad inflamatoria persistente,
poliarticulares, con necesidad de corticoides y con baja actividad física”.
En las formas primarias, más raras pero en muchos casos más graves, el
uso de bisfosfonatos puede dar buenos resultados en la osteogénesis imperfecta,
al igual que los casos graves de osteoporosis idiopática juvenil, mientras que
los leves “se autorresuelven en dos o tres años”, según el Dr.
Graña.
Mejora continua de la formación de los
especialistas
El Dr. Joan Miquel Nolla, coordinador del curso y jefe de Servicio del
Hospital Universitario de Bellvitge de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) ha
destacado la importancia de este encuentro, que ya va por su cuarta edición y
que los días 25 y 26 de abril también se llevará a cabo en Barcelona. Como
señala, “esta vez se ha dado un paso más, con la incorporación de una sección de
práctica clínica en la que los asistentes se han dividido en grupos para
analizar y debatir sobre casos extraídos de la realidad asistencial lo que ha
favorecido una mayor interacción y dinamismo”.
Otros de los temas
tratados durante estas dos jornadas de trabajo han sido la calidad ósea, el
valor diferencial de la pérdida ósea en el hueso cortical, la sarcopenia, los
marcadores de remodelado óseo, las técnicas de evaluación periférica de la masa
ósea (DXA, ultrasonidos), la osteoporosis en situaciones especiales (infancia y
adolescencia, tratamiento con glucocorticoides) y las novedades en el ámbito de
la terapéutica. También se han revisado otras dos enfermedades del metabolismo
óseo, la osteodistrofia renal y el hiperparatiroidisimo, resaltándose las
diferencias con la osteoporosis, en cuanto a etiopatogenia, diagnóstico y
tratamiento.
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