Un estudio holandés muestra que las personas que llevan una
alimentación equilibrada, hacen ejercicio y no fuman ven reducida la
probabilidad de evento cardiovascular en un 57%, que aumenta en un 14% con un
mínimo de siete horas diarias de sueño.
Un descanso nocturno adecuado siempre se ha asociado a una mejor salud
cardiovascular, ahora un estudio realizado por investigadores de los Países
Bajos afirma que dormir al menos siete horas reduce un 65 por ciento el riesgo
cardiovascular si se lleva una vida saludable.
Concretamente, y según un
estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology,
aquellas personas que, además de llevar unos hábitos de vida saludables
(realizar actividad física de forma regular, mantener una dieta equilibrada,
moderar el consumo de alcohol y no fumar), duermen un mínimo de siete horas al
día, reducen hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y
hasta un 83% el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular en comparación con
aquellas personas que no siguen ningún hábito saludable.
El trabajo, del
que se hacen eco la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación
Española del Corazón (FEC), anlizó los hábitos de 6.672 hombres y 7.967 mujeres,
y fue llevado acabo por el Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente
y la Universidad de Wageningen, en Holanda.
Tras 12 años de seguimiento,
se produjeron 607 eventos cardiovasculares (129 muertes por enfermedad
cardiovascular, 367 infartos de miocardio no mortales y 111 ictus) y se observó
que las personas que mantenían una alimentación equilibrada, realizaban
ejercicio físico, moderaban el consumo de alcohol y no fumaban reducían el
riesgo cardiovascular en un 57% y el riesgo a morir por enfermedades del corazón
en un 67%.
Lo novedoso del estudio es que estos porcentajes se
incrementaban en un 14% y en un 22% respectivamente cuando los sujetos, además,
dormían un mínimo de siete horas diarias. Asimismo que, por el contrario, dormir
poco se asocia a una mayor incidencia de sobrepeso, obesidad, hipertensión,
colesterol y triglicéridos.
"Un sueño reparador ayuda a disminuir la
presión arterial, mejora la función endotelial y, en definitiva, es un factor
más a tener en cuenta para la prevención de las enfermedades cardiovasculares",
explica el doctor Enrique Galve, presidente de la sección de Riesgo Vascular y
Rehabilitación Cardiaca de la SEC y miembro de la FEC. Además, "produce una
relajación muscular que también afecta a las arterias" provocando una bajada
fisiológica de la presión arterial de entre un 10 y un 15 por ciento.
Cantidad y calidad
El correcto descanso nocturno no
sólo tiene que ver con la cantidad de horas que dormimos sino también con la
calidad de nuestro sueño. Así lo demuestra otro trabajo publicado en 'Journal of
Sleep Research', realizado por el Centro de Investigación y Desarrollo en Salud
y el departamento de Medicina de la Universidad de California, entre otros
centros universitarios en Estados Unidos.
El estudio relaciona la calidad
del sueño con la función endotelial, es decir, con la capacidad vasodilatadora
de arterias y venas. Durante la investigación se analizó la calidad del sueño de
los participantes mediante encuestas y polisomnografía (una prueba que
determina, entre otros, los movimientos oculares durante el sueño, el tiempo
total del sueño y el flujo de aire que entra y sale de los pulmones). También se
midió la vasodilatación gracias al flujo de la arteria braquial y, tras el
análisis de los datos, se observó que aquellas personas que duermen de una forma
más deficiente, tienen una peor función endotelial.
Obstrucción de la vía aérea
La función endotelial es
el primer estadio de la arteriosclerosis. Aquellas personas que presentan
disfunción endotelial tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades
cardiovasculares ya que ven disminuida la capacidad vasodilatadora de sus
arterias y, por consiguiente, aumentan su presión arterial.
"No dormir
bien altera las funciones más elementales del proceso de la enfermedad
cardiovascular. De hecho, algunas alteraciones del sueño tienen consecuencias
cardiovasculares negativas", señala el doctor Galve, quien recuerda que, "la
apnea obstructiva del sueño, una de las alteraciones más graves que consiste en
la obstrucción de la vía aérea, disminuye el flujo de oxígeno y aumenta el ritmo
cardiaco provocando un aumento de la presión arterial que no sólo se da en el
periodo nocturno sino también durante el día".
"Por ello podemos afirmar
que los periodos de sueño no reparador pueden tener graves consecuencias para
nuestra salud, entre ellas, el desarrollo de la enfermedad cardiovascular",
afirma.
European Journal of Preventive Cardiology (2013); doi: 10.1177/2047487313493057
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