Dulce típico de las fiestas de fin de año en Alicante. Este año he probado a hacerlas en casa y han salido estupendas, bastante mejor de lo que esperaba. De hecho, las haré de vez en cuando a lo largo del año.
Ingredientes:
- Azúcar
- Licor de anís seco, del tipo de chinchón o del mono
- Aceite vegetal, yo uso girasol
- Harina
- Boniato, blanco o naranja
El día antes preparamos el boniato. Lo cocemos hasta que esté tierno y luego se tritura sin agua. Le añadimos la mitad de azúcar que de boniato y se mezcla bien. Se deja enfriar y se reserva en la nevera para el día siguiente. En otras recetas veréis que le ponen la misma cantidad de azúcar que de boniato y luego lo cuecen junto para espesarlo. A mí no me gusta así porque queda muy dulce.
Para la masa mezclamos en un bol un vaso de azúcar, medio vaso de licor de anís (yo le pongo un poco más, jeje) y un vaso de aceite vegetal (pongo un poco menos). Removemos bien para que se disuelva bien el azúcar y agregamos la harina poco a poco, todo lo que admita. Más o menos admitió 350 ó 400 gr. La consistencia de la masa se alcanza cuando ya no se pegue al bol y al estirarla con el rodillo se pueda recoger bien.
Siguiente paso: cogemos bolas de masa y se estiran con el rodillo. De 2 ó 3 milímetros de grosor y se hacen círculos, según el tamaño que queramos las empanadillas. En el centro de los círculos ponemos una cucharadita del boniato. Se doblan y se presionan los bordes para cerrarlas. Ya veréis que si ponéis exceso de boniato se saldrá al cerrar las empanadillas.
Se van colocando en una bandeja con papel vegetal y se precalienta el horno a 200º C.
Cuando esté preparada la bandeja se mete en el horno y a 180º C estarán listas en unos 20 minutos. Quedarán tostaditas y ricas, ricas. No han salido muy bonitas pero las comemos despacito para que no se terminen.
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