jueves, 10 de octubre de 2013

Los españoles consumen el doble de la sal de lo que recomienda la OMS.

El organismo sanitario recomienda un máximo de 5 gramos diarios, frente a los 10 gramos diarios que, según la SEH, se ingieren en España, y de los cuales el 80% se halla "oculto" en alimentos procesados y preparados.

   Los españoles consumen el doble de la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud, con una media 10 gramos de sal al día por persona. Cerca del 80% de este aporte diario está "oculto" en los alimentos procesados y preparados, tal y como alerta la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA) en el Día Nacional de la Hipertensión, que se celebra este jueves 10 de octubre. 


   La OMS recomienda un máximo de 5 gramos diarios para mantener los valores de presión arterial en niveles aceptables (por debajo de 140/90 mmHg) y, en consecuencia, reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

   El consumo de sal es necesario para el buen funcionamiento del organismo: hidrata y regula los fluidos corporales, mantiene el pH de la sangre y ayuda tanto a transmitir impulsos nerviosos como a la relajación muscular. Sin embargo, según explica la doctora Nieves Martell, presidenta de la SEH-LELHA, "la ingesta excesiva de sal y el reducido aporte de potasio características de la alimentación del mundo occidental han condicionado, junto a la obesidad y al sedentarismo, un aumento progresivo de la incidencia y prevalencia de la hipertensión arterial".


Conservas y precocinados


   Los expertos alertan del error generalizado de asociar la sal con el pan o el salero, cuando en realidad el 80% del aporte diario proviene de las conservas y precocinados. El 10% de la sal restante se agrega al cocinar o en la mesa y el otro 10% es sodio natural de los alimentos y los medicamentos.

   También se cree erróneamente que el jamón york tiene menos sal que el jamón serrano y el resto de embutidos o que los alimentos dulces, como las galletas, pastas y pasteles, no contienen sodio. A esta lista se suman las sopas de sobre, así como las pastillas de caldo, los quesos curados o bebidas como el agua con gas y refrescos. "Una apuesta segura es elegir alimentos frescos frente a los transformados, mucho más ricos en sal, que a menudo utilizan como conservante", recomienda el doctor Francisco M. Adán Gil, autor de dos guías informativas de la SEH-LELHA y presidente de la Fundación HTA.

   A la hora de hacer la compra, por tanto, conviene tener en cuenta el etiquetado nutricional y no olvidarse de multiplicar por 2,5 la cantidad de sodio que indica el alimento para calcular los gramos de sal reales.

   "Una buena manera de acostumbrarse a tomar alimentos bajos en sal es disminuir poco a poco su consumo de tal forma que el paladar se vaya acostumbrado y la cantidad diaria no supere los 1,5 gr. al día (el equivalente a un dedal)", subraya el doctor Adán Gil. Existen otros trucos como sazonar los platos con limón y especias, entre otros muchos.

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