El organismo sanitario recomienda un máximo de 5 gramos
diarios, frente a los 10 gramos diarios que, según la SEH, se ingieren en
España, y de los cuales el 80% se halla "oculto" en alimentos procesados y
preparados.
Los españoles consumen el doble de la cantidad recomendada por la
Organización Mundial de la Salud, con una media 10 gramos de sal al día por
persona. Cerca del 80% de este aporte diario está "oculto" en los alimentos
procesados y preparados, tal y como alerta la Sociedad Española de
Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial
(SEH-LELHA) en el Día Nacional de la Hipertensión, que se celebra este jueves 10
de octubre.
La OMS recomienda un máximo de 5 gramos diarios para
mantener los valores de presión arterial en niveles aceptables (por debajo de
140/90 mmHg) y, en consecuencia, reducir el riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares.
El consumo de sal es necesario para el buen
funcionamiento del organismo: hidrata y regula los fluidos corporales, mantiene
el pH de la sangre y ayuda tanto a transmitir impulsos nerviosos como a la
relajación muscular. Sin embargo, según explica la doctora Nieves Martell,
presidenta de la SEH-LELHA, "la ingesta excesiva de sal y el reducido aporte de
potasio características de la alimentación del mundo occidental han
condicionado, junto a la obesidad y al sedentarismo, un aumento progresivo de la
incidencia y prevalencia de la hipertensión arterial".
Conservas y precocinados
Los expertos alertan del error generalizado de asociar la sal con el pan o el
salero, cuando en realidad el 80% del aporte diario proviene de las conservas y
precocinados. El 10% de la sal restante se agrega al cocinar o en la mesa y el
otro 10% es sodio natural de los alimentos y los medicamentos.
También se
cree erróneamente que el jamón york tiene menos sal que el jamón serrano y el
resto de embutidos o que los alimentos dulces, como las galletas, pastas y
pasteles, no contienen sodio. A esta lista se suman las sopas de sobre, así como
las pastillas de caldo, los quesos curados o bebidas como el agua con gas y
refrescos. "Una apuesta segura es elegir alimentos frescos frente a los
transformados, mucho más ricos en sal, que a menudo utilizan como conservante",
recomienda el doctor Francisco M. Adán Gil, autor de dos guías informativas de
la SEH-LELHA y presidente de la Fundación HTA.
A la hora de hacer la
compra, por tanto, conviene tener en cuenta el etiquetado nutricional y no
olvidarse de multiplicar por 2,5 la cantidad de sodio que indica el alimento
para calcular los gramos de sal reales.
"Una buena manera de
acostumbrarse a tomar alimentos bajos en sal es disminuir poco a poco su consumo
de tal forma que el paladar se vaya acostumbrado y la cantidad diaria no supere
los 1,5 gr. al día (el equivalente a un dedal)", subraya el doctor Adán Gil.
Existen otros trucos como sazonar los platos con limón y especias, entre otros
muchos.
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