viernes, 19 de abril de 2013

Las personas con trastornos mentales son más propensas a la obesidad.


   El 52% de los pacientes con trastornos bipolares y el 44% de los depresivos sufren esta patología, que afecta al 15% del resto de la población.


   Un estudio elaborado por investigadores del IDIAP Jordi Gol, del Consorcio Hospitalario de Vic y del Instituto Catalán de la Salud ha concluido que la coordinación entre los médicos de atención primaria y de salud mental es fundamental para reducir el riesgo cardiovascular de este grupo de pacientes.

   El trabajo, titulado 'Factores de riesgo cardiovascular, riesgo cardiovascular y calidad de vida en pacientes con trastorno mental grave', muestra que las personas con trastornos mentales graves tienen más prevalencia de algunos factores de riesgo cardiovascular, como el tabaquismo, la dislipidemia (que es el conjunto de diferentes condiciones patológicas que provocan una alteración de los niveles normales de lípidos plasmáticos) y la obesidad.

   En cuanto al tabaquismo, un 40% de los pacientes con trastornos mentales fuma, frente al 27% de la población general. En el caso de la dislipidemia, la prevalencia en este grupo de enfermos supone el 56%, mientras que está presente en el 41% de la población general.

   El doctor Quintí Foguet, investigador del IDIAP Jordi Gol y que ha liderado la investigación, explica que "se establece una asociación entre sobrepeso-obesidad y trastornos psiquiátricos". El 52% de los pacientes con trastornos bipolares y el 44% de los pacientes depresivos sufren obesidad, mientras que esta patología afecta al 15% de la población española.

Coordinación entre psiquiatría y atención primaria

   En este sentido, el doctor Foguet reclama que se implante "una acción coordinada entre los médicos psiquiatras y la atención primaria. Dadas las características organizativas y competenciales de nuestro sistema sanitario, parecería que la recomendación más prudente sería que el psiquiatra se encargara de detectar los factores de riesgo cardiovascular y si encontrara alguna anomalía, derivara al paciente al médico de familia para que éste hiciera las recomendaciones de estilos de vida y las farmacológicas que fueran necesarias ". El Dr. Foguet defiende que "dado que hay evidencias de la eficacia de las intervenciones basadas en estilos de vida, como son la dieta y el ejercicio físico, así como la deshabituación tabáquica, hay que invertir los mismos esfuerzos, o más, para implementar las actividades de prevención y promoción de la salud en este grupo de enfermos ".

   El investigador advierte que "los médicos de familia tienen un papel clave en la implementación de las actividades preventivas y de promoción de la salud en este colectivo. A la hora de aplicar los programas, deberían hacerlo con la misma intensidad con la que los aplican al resto de personas, independientemente de la patología psiquiátrica que presenten ".

   La presencia de factores de riesgo cardiovascular, y sobre todo, la suma de éstos, puede derivar en enfermedades graves, como el infarto de miocardio, la angina de pecho, el derrame cerebral, y la insuficiencia cardiaca, entre otras.

Los trastornos depresivos, más riesgo y menos calidad de vida
 
   El estudio constata que, entre los pacientes con trastornos mentales graves, el subgrupo de pacientes depresivos es el que padece un mayor riesgo cardiovascular y una peor calidad de vida peor. Concretamente, un 6% de los depresivos presenta riesgo cardiovascular, frente al 5% de la población general. Los autores describen que algunos estudios consideran la depresión como un factor de riesgo más de la enfermedad coronaria.

   Según la investigación, un 46% de los pacientes que sufre una depresión consume alcohol y un 67% presenta hipercolesterolemia. A este respecto, el Dr. Foguet explica que "estamos ante un grupo de población en el que el sedentarismo, la dejadez en los hábitos de vida saludable y la apatía desembocan en un peor autocuidado personal". 

   Este especialista añade que estos datos indican que a pesar de que los pacientes "aparentemente tengan menos síntomas depresivos, pueden seguir presentando una calidad de vida por debajo de lo que sería deseable. Por lo tanto, es necesario que los profesionales sanitarios valoren estos aspectos en las visitas de seguimiento clínico habitual que realizan en estos enfermos".

   El trabajo se basa en una muestra de 137 pacientes del Centro de Salud Mental de Osona, que figuran entre los 1.275 usuarios del Programa de atención a los trastornos mentales graves de esta comarca.

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