miércoles, 27 de marzo de 2013

Los hijos de padres con bajo nivel de estudios comen peor que los nacidos de progenitores con formación superior


   Un estudio constata que los padres con mayor nivel de estudios dan de comer a sus hijos menos grasa y azúcar, lo que sugiere que el nivel educativo de los progenitores influye en la frecuencia con la que sus hijos toman determinados alimentos.


   Los hijos de padres con un nivel de estudios bajo o medio comen de forma menos saludable que los nacidos de progenitores con formación superior, según ha puesto de manifiesto una investigación en la que han participado ocho países europeos.

   Este trabajo, que ha sido publicado en la revista especializada Public Health Nutrition, demuestra que los menores cuyos padres tienen un nivel educativo bajo o mediano tienden a comer menos verduras y frutas y más productos procesados y bebidas azucaradas. Así se ha constatado tras estudiar a casi 15.000 niños de entre dos y nueve años de edad de Italia, Estonia, Chipre, Bélgica, Suecia, Hungría, Alemania y España.

   El estudio constata, asimismo, que los padres con mayor nivel de estudios dan de comer a sus hijos menos grasa y azúcar, lo que sugiere que el nivel educativo de los progenitores influye en la frecuencia con la que sus hijos toman determinados alimentos.

   A juicio del investigador de la Universidad de Zaragoza y uno de los autores del estudio, titulado 'Identificación y prevención de los efectos sobre la salud inducidos por la dieta y el estilo de vida en niños' (IDEFICS, por sus siglas en inglés), el doctor Juan Miguel Fernández Alvira, las mayores diferencias entre familias se observan en el consumo de alimentos como frutas, verduras y bebidas azucaradas, recoge la Plataforma SINC.

   Esto provoca que los menores procedentes de estratos socioculturales menos favorecidos presenten "un mayor riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad", según Fernández Alvira. Este experto considera que los programas de prevención de la obesidad infantil deberían abordar "de manera especial y específica a los grupos socioeconómicamente desfavorecidos".

   En este sentido, sostiene que el periodo de la infancia que va desde los 2 años hasta los 14 es una etapa de crecimiento en la que "aumentan las exigencias de energía y nutrientes".

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