Como la cocina no es una ciencia exacta y 2+2 no siempre son 4, sobretodo si trabajamos con organismos vivos (levadura), lo que empezó siendo la preparación de un simple pan de centeno se ha convertido en uno de fermentación lenta mucho más rico.
Ingredientes:
- Harina de trigo y centeno mezclada, 500 gr
- Levadura de panadero, 15 gr
- sal
- aceite de oliva virgen extra
Empezamos mezclando la harina, levadura, agua y sal. Se amasa bien hasta que no quede pegajosa y se pone a reposar en un bol tapada con un trapo de algodón.
Pasadas dos horas (a veces el tiempo de espera lo marca las cosas que tienes que hacer), que ya ha fermentado se vuelve a amasar y se divide la masa en porciones, dejándolo reposar otra hora.
En teoría tendría que haber doblado su volumen, pero entre que no me dí cuenta y el agua se la puse a temperatura ambiente en vez de tibia y la temperatura de la cocina era más bien fresca, pues prácticamente no había subido. Solución: dejarlo fermentar más tiempo. Como al día siguiente trabajaba pues se quedó reposando todo el día en la cocina bien tapado. Conclusión: 26 horas de fermentación.
Al meter la masa en el horno le extendí un poco de aceite con un pincel por encima.
Resultado: esponjoso y con un sabor espectacular.
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